domingo, 18 de octubre de 2009

...DE "EL MENÚ DEL DRAGÓN"


MANERAS DE CURAR AL ANIMAL

·Sáquelo de paseo y ponga algo de dinero en sus bolsillos

·Enfréntelo un día domingo. Los recursos del ocio deben bastar para socializar la violencia; de no ser así proponga siempre la lucha a muerte ya que las medias tintas son vergonzosas en términos bestiales.

·No hay lugares perniciosos, mas que aquellos que el animal evita bajo la amenaza del aburrimiento; de este modo como un primer paso hacia su cura puede elaborar un diagnóstico llevándolo a los sitios de supuesta mala fama. El bostezo no miente.

·Comer o coger: comer y coger: comer y/o coger. Tánatos y Eros… No deje que las infinitas nomenclaturas al caso paralicen su empresa. Acoja ambas iniciativas e involúcrese al grado hasta el punto de que la noción misma de “preferencia” desaparezca.

·No crea en la idiotez como un insulto. Mucho menos como un recurso.

·Por obvio que parezca vale la pena insistir: la vejez no es enfermedad, ni viceversa. Tampoco, por supuesto, garantía de “criterio” o de “carácter”. No castre su animal en un culto exorbitado a la apariencia, ni lo invalide en una sesión de aparatos gimnásticos.

·No obstruya –por ningún motivo- su única libertad: la de morir. Sin embargo auxílielo, si es necesario, en las ceremonias que desde afuera lo conforman: ligereza y gravedad, compartidas, en algo pierden su carácter esclavizarte. Fingir puede ser una medida sanitaria del mismo modo que la franqueza puede ser una sofisticada manera del resentimiento.

·Finalmente… Palmotéele los flancos, comparta retos, antes que la confidencia, la confabulación… Ah, esclavitud del crimen y la venganza, sofoco de la historia y la conciencia, salud de orinar –en coro- al descampado.

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pongo un lastre, luego otro, y otro... y no toco piso.